El Día Que Me Encontré

Durante años me creí sabio. Sabía lo que otros pensaban, lo que querían escuchar, lo que el mundo esperaba de mí. Aprendí a leer las señales, a moverme con astucia, a “tener la razón”. Pero en silencio… me sentía vacío. Como si supiera de todo, menos de mí.

Un día, sin buscarlo, me detuve.No hice nada heroico. Solo me senté. Respiré. Y me escuché. No lo que pensaba. No lo que deseaba. Sino lo que realmente estaba ocurriendo dentro de mí.

Fue incómodo. Confuso. Revelador.

OJO CON ESO…

Ahí entendí: conocerse a uno mismo no es un logro más para adornar el ego. Es una rendición. Una caída de máscaras. Es dejar de usar la mente como herramienta de control… y permitir que se convierta en un espejo.

Ese día comí… y solo comí. Caminé… y solo caminé. Lloré sin apuro, sin juicio. Y cuando abracé, lo hice sin miedo a no ser correspondido.

No se trataba de ser mejor. Ni más sabio. Solo presente. Solo vivo.

Porque al final, el verdadero poder no está en entender al mundo… Está en descondicionarse de él, y volver a uno mismo.

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luisjvelasquez77@gmail.com
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